martes, 28 de febrero de 2012

Tema 7(2º). Texto sobre Lutero y los comienzos de la Reforma protestante

Cuestiones sobre el texto:
  1. ¿Qué son las indulgencias según el texto? ¿Para qué se vendían las indulgencias en 1517? ¿Por qué las indulgencias iban contra las enseñanzas de la Iglesia?
  2. ¿Qué datos cita el texto sobre Lutero para el año 1517?
  3. ¿Cómo actuó Lutero contra las indulgencias?
  4. ¿Por qué rechazaba Lutero las búsqueda de la salvación y el perdón de los pecados por dinero?
  5. ¿Cómo se consigue la salvación según Lutero? ¿Qué papel juega la Iglesia y los sacerdotes en ella? ¿Qué significa "cada creyente es su propio sacerdote"?
  6. ¿Cuál es la única fuente para el conocimiento de Dios según Lutero?
  7. ¿Cómo se extendió la doctrina luterana en Alemania?
  8. ¿Cómo reaccionó Lutero ante la condena del Papa?
  9. ¿Quiénes se pusieron de parte de Lutero? ¿Por qué?
LutherWritings&Portrait1581  

<<[…] El origen de ese dinero no importaba entonces tanto a los papas como el hecho de que llegara y permitiese concluir la magnífica iglesia [San Pedro del Vaticano]. Así pues, para agradar al papa, algunos sacerdotes y frailes recaudaron dinero de una manera que no estaba de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia. Hacían pagar a los fíeles por el perdón de los pecados. Esa práctica se conocía con el nombre de indulgencia. La Iglesia enseñaba que sólo puede ser perdonado el pecador arrepentido, pero aquellos comerciantes de indulgencias no se atenían a esta doctrina. En Wittenberg, en Alemania, vivía por entonces un monje de la orden de los agustinos. Se llamaba Martín Lutero. Cuando, en el año 1517, uno de esos comerciantes de indulgencias llegó a Wittenberg con el fin de recaudar dinero para la iglesia de San Pedro, cuya construcción dirigía aquel año el más famoso pintor del mundo, Rafael, Lutero quiso llamar la atención sobre aquel abuso reñido con la doctrina eclesiástica y clavó en las puertas de la iglesia una especie de cartel con 95 proposiciones en las que denunciaba aquel mercadeo con la gracia del perdón otorgada por Dios. En efecto, lo más terrible para Lutero era que se hubiese de alcanzar la gracia divina del perdón de los pecados mediante dinero. Siempre se había considerado un pecador que debía temer, como cualquier otro, la cólera divina, pero creía que sólo una cosa podía salvarlo de la condena de Dios: su gracia infinita. Y esa gracia, opinaba Lutero, no la pueden comprar los humanos. De poderlo hacer, no sería gracia. Hasta las personas buenas son pecadores merecedores de condena ante Dios, que todo lo ve y conoce. Sólo su fe en la gracia gratuita de Dios puede salvarlas. Y nada más.>>
>>En la enconada disputa que estalló en aquel momento en torno a las indulgencias y su abuso, Lutero insistió en ello enseguida y con una claridad e intransigencia aún mayores. Enseñó y escribió que todo es superfluo, excepto la fe; es decir, también los sacerdotes y la Iglesia que lleva a los fieles a participar de la gracia de Dios en la misa. Esta gracia no se puede conseguir por ningún medio. El individuo únicamente puede salvarse por la confianza firme y la fe en su Dios. La fe en los grandes misterios de la doctrina cristiana, la fe en que, en la Eucaristía, comemos el cuerpo de Cristo y bebemos su sangre en el cáliz. Nadie puede ayudar a otro a obtener la gracia divina. Cada creyente es, por decirlo así, su propio sacerdote. Los sacerdotes de la iglesia no son más que maestros y auxiliares y, por tanto, pueden vivir como las demás personas e, incluso, casarse. El creyente no debe aceptar sin más la doctrina de la Iglesia. Tiene que indagar en la Biblia el pensamiento de Dios. Sólo es válido lo que está en la Biblia, opinaba Lutero.>>
[…]
>>A Lutero y sus partidarios les podía haber ocurrido lo mismo, pero los tiempos habían cambiado. Aunque sólo fuera por la invención de la imprenta. Los escritos de Lutero, redactados con fuerza y garra, aunque a menudo resultaban también muy groseros, fueron comprados y leídos por toda Alemania y obtuvieron la adhesión de mucha gente. Cuando el papa lo supo, amenazó con excomulgarle. Pero Lutero tenía ya muchos seguidores y no le importó. Quemó en público la carta del papa y, entonces, fue excomulgado de verdad. Luego, él y sus partidarios se separaron de la Iglesia. En Alemania hubo una imponente conmoción y mucha gente se puso de su lado, pues el papa, con su amor por el lujo y su riqueza, no era querido en aquel país. Algunos príncipes alemanes no tenían tampoco nada que objetar a una reducción del poder de obispos y arzobispos y a que las grandes posesiones de la Iglesia pasaran a sus manos. Por tanto, se unieron a la «Reforma», como se llamó el intento de Lutero de volver a despertar la antigua piedad cristiana.>>
GOMBRICH, Ernst, Breve historia del Mundo, Barcelona, Península, 2007.