jueves, 20 de febrero de 2014

Tema 11(1º). Texto: el fin del imperio de Alejandro (los diadocos)

Diadochi LA
Reparto del imperio de Alejandro en el año 301 a.C.
 El fin del imperio de Alejandro: sus generales se lo reparten (los diadocos)
<<Ante esta situación de vacío de poder [debido a la muerte de Alejandro Magno], mis generales, los llamados diadocos (que actuaron como mis sucesores), decidieron gobernar entre todos el imperio mientras Macedonia tomaba una decisión sobre quién debía ocupar el trono. Se ha dicho que yo mismo escribí un testamento justo antes de morir y que en él redacté como se deberían repartir mis conquistas, pero en realidad no fue así. Yo sabía que si se dividían una vez, nunca volverían a reunirse y se perdería la grandeza de mi imperio. Por eso, cuando estaba en mi lecho de muerte, lo único que dije es que mi sucesor debería ser "el mejor", aunque no especifiqué quién de ellos era.>>
>>[...]>>
>>De entrada, los generales se reunieron en la misma ciudad de Babilonia donde yo había muerto para decidir qué camino seguir en la sucesión del imperio. En un primer momento, el poder se lo repartieron entre tres de mis grandes jefes militares y formaron una especie de gobierno: Pérdicas, que mantenía el control de Asia y que seguía apoyando la idea de un solo imperio; Crátero, que controlaba mis ejércitos y el tesoro imperial y Antípatro, que desde el inicio se había quedado en Grecia y que ejercía el control de mis dominios europeos.>>
>>Pero pronto los demás reclamaron también una parte del botín y, así, Egipto cayó en manos de Tolomeo, la provincia griega de Tracia fue para Lisímaco y Asia Menor se la repartieron Antígono y Eumenes.>>
>>No tardaron en empezar las guerras, todos querían más. Fue un contínuo juego de pactos y de traiciones constantes. De hecho, a los pocos años de mi muerte, la mayoría de los diadocos habían muerto por sus luchas de poder y mi imperio había sido finalmente desmembrado. El único que mantuvo su vida y su porción de territorio fue Tolomeo, que estaba casado con Eurídice (...), dando lugar a una dinastía de reyes egipcios que acabó tres siglos después con otra Cleopatra, la más famosa de la familia.>>
MIRANDA, Pau, Me llamo... Alejandro Magno, Barcelona, Parramón Ediciones, 2004,  págs. 58 y 60